Dra. Claudia Basagoitia
Odontóloga prostodoncista
Es común que en las prácticas dentales se indique el uso de una corona completa.
Se le llama corona porque cubre y va por encima del diente que está destruido por alguna fractura, cubrir un diente que tenga un “relleno” muy extenso; caries dental extensa y lo más común es un diente que ha recibido tratamiento de canales que está debilitado y se devuelve a través de esta restauración la forma del diente, el tamaño y también su estética. También sostienen los “puentes” para reponer diente(s) perdido(s). Hoy en día se colocan además para rehabilitar los implantes dentales. Antes se indicaban coronas totalmente metálicas y aunque no son estéticas, hasta la fecha siguen siendo las que soportan mejor las fuerzas de masticación, las que más duran, y las que mayor sellado logran (evitan la filtración), pues el poco espesor de metal y el tipo de preparación en el diente lo permiten.
Las exigencias estéticas han estimulado grandes avances en el desarrollo de nuevos materiales dentales, buscando siempre que su comportamiento sea similar al del tejido dental. El principal objetivo de la odontología moderna es brindar a los pacientes restauraciones con óptima estética evitando al máximo los efectos indeseables de los metales.
Por la falta de estética, surgieron las que hoy en día más se indican: las que en el fondo tienen una funda de metal y son cubiertas por porcelana; de esta manera pueden soportar las fuerzas dentales y proporcionar un efecto estético en el diente. Aunque deben ser indicadas con cuidado, sobre todo en pacientes con problemas de mordida o con bruxismo (apretar-rechinar dientes), logran un excelente sellado al evitar la filtración marginal.
Las coronas deben imitar lo más posible el diente natural del paciente, de modo que cuando sonría no se note que trae un diente “postizo”. Con la evolución de materiales dentales y el ojo crítico del odontólogo se puede lograr.
Se presentan un gran número de opciones para restaurar tanto los dientes anteriores como los posteriores con sistemas libres de metal. Idealmente deberían tener características de alta resistencia, translucidez, adecuado ajuste marginal y biocompatibilidad; es decir, que provean unas cualidades estéticas y funcionales comparables a las de la estructura natural.
Si su caso es el indicado y su presupuesto se lo permite, se puede colocar una corona libre de metal. Hoy en día existen varios tipos de materiales, en este grupo las más usadas porque suelen tener un menor precio son las de “cerómero”, que contienen un componente de porcelana dental, pero su mayor porcentaje contiene resina (material muy similar al de los rellenos blancos).
Aunque son bastante estéticas, su desventaja es que tienden a desgastarse con mayor facilidad, pues la resina que contiene lo vuelve menos resistente, que a la larga se vuelve una ventaja, ya que esto permite que este tipo de restauración tenga menor índice de fracturas.
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