Hoy en día padecer cefaleas o dolores de cabeza es algo bastante habitual en nuestra población. Existen una gran cantidad de causas que pueden originar dichas molestias como trastornos en columna cervical, tensiones musculares, alteraciones del flujo sanguíneo cerebral, sinusitis, defectos en la visión, problemas psicológicos, ansiedad, stress, cansancio. Una zona también involucrada en estos dolores, y muchas veces desconocida como causa de tal, es la articulación temporo-mandibular o ATM.
La ATM es una de las articulaciones que más trabaja en el organismo. Interviene en la respiración, fonación, masticación y deglución. Presenta una estructura bastante compleja. Sus superficies articulares son irregulares por lo que existe una almohadilla o menisco entre ellas, que aumenta su congruencia. Además tiene un importante sistema muscular que le proporciona estabilidad y capacidad de movimiento. Es la única articulación móvil del cráneo, realiza movimientos de apertura y cierre, protusión y retrusión (deslizamientos anteriores y posteriores de la mandíbula) y movimientos laterales o de diducción. Tiene un papel fundamental junto con los dientes, la lengua y la musculatura, en la masticación. Todos ellos, trabajan en conjunto y de forma coordinada para realizar movimientos de cierre, asociados a movimientos laterales, cuyo objetivo es triturar los alimentos para conseguir una buena digestión.
Su correcto funcionamiento está íntimamente relacionado con diferentes estructuras. Por un lado, con la columna cervical. Alteraciones en la posición del cráneo sobre la columna, en los primeros niveles cervicales o contracturas musculares en Trapecios o musculatura propia del cuello, influyen directamente sobre la ATM. Por ello, tratar solamente mandíbula, es insuficiente para obtener buenos resultados, es indispensable reequilibrar previamente columna cervical y relajar la musculatura mediante la fisioterapia.
También hay una relación directa con la oclusión dental o la mordida. Consideramos la oclusión óptima aquella en la que existe un adecuado encaje entre las superficies articulares, no hay presión sobre ellas, las relaciones entre las arcadas dentales son correctas y la musculatura masticadora está relajada. Si cualquiera de estos tres puntos se ve alterado, afectará directamente a los otros dos, provocando una mala oclusión, en la cual, la posición de la mandíbula queda más posterior provocando presiones en la ATM y favoreciendo la mal posición del menisco y con ello, la aparición de chasquidos, crujidos, lesiones meniscales.
Otros factores como el estrés, una mala dieta, falta de sueño, artritis, traumatismos directos en la zona de la mandíbula o cráneo, luxaciones de la articulación. pueden ser los causantes de trastornos en ATM.
Además de cefaleas o dolores de cabeza, los problemas de ATM provocarán una sintomatología muy variada. Entre los signos más comunes, encontraremos chasquidos o ruidos articulares, dificultad o limitación en la abertura, desviaciones laterales de la mandíbula al abrir la boca, dolor durante las masticación, sensación de resalte o luxación durante el movimiento, bruxismo (apretar o rechinar las piezas dentales de forma involuntaria), dolor en mandíbula, boca y garganta, zumbidos o dolores en oídos, vértigos, cervicalgias, sensación de adormecimiento de la piel de la cara, picor en oído y garganta, sequedad de la boca..
¿Cómo tratar los problemas de ATM?
Lo más importante a la hora de tratar este tipo de trastornos, es conocer la causa. Saber por qué aparecen los distintos síntomas, y a qué profesional debemos acudir. Estas disfunciones, normalmente, deben ser abordadas por un equipo multidisciplinar formado por odontólogos, ortodoncistas, otorrinolaringólogos y fisioterapeutas. Desde el punto de vista médico se utilizarán AINES, analgésicos, relajantes musculares, antidepresivos, infiltraciones. El objetivo fundamental es aliviar la ansiedad y combatir el dolor.
Los tratamientos ortopédicos más utilizados son las férulas de descarga. Se pueden combinar con tratamiento fisioterápico. Existen distintos tipos, en relación a su diseño y a su función. Actúan como protector dental para evitar el desgaste, consiguen relajar el espasmo de la musculatura masticadora y llevar la mandíbula a la posición ideal. En casos de bruxismo nocturno ya crónico, se pueden utilizar de por vida, siempre y cuando, se lleve un control adecuado por el ortodoncista. Tienen efectos positivos, se ha demostrado que elimina el dolor de mandíbula, cabeza y oídos, los espasmos de la musculatura masticadora e incluso, la presencia de mareos.