Como odontólogos tenemos la necesidad de prevenir diversas enfermedades y hábitos que afectan el aparato estomatognático, con el fin de detectar, diagnosticar y tratar hábitos no funcionales que pueden existir desde la niñez y persistir en la etapa adulta, como es el caso del Bruxismo. El bruxismo es el hábito de apretar y rechinar los dientes, y puede darse tanto por el día como por la noche.
El bruxismo que se desarrolla durante el día se refiere a apretar consciente o inconscientemente los dientes y puede incluir el morder lápices, labios, uñas, etc. Este tipo es silencioso.
El bruxismo nocturno es inconsciente y es producido por la contracción rítmica, repetitiva y violenta de los maseteros, los músculos de masticación situados a cada lado de nuestra cara dando como resultado un rechinamiento audible imposible de reproducir si estás despierto. Normalmente sucede en los primeros momentos del sueño y cesa cuando éste es más profundo.
El bruxismo en los niños suele aparecer entre los cuatro y seis años, pero normalmente desaparece con el paso de los años, cuando salen las muelas y dientes permanentes, aunque en ocasiones, se sigue padeciendo en la edad adulta. Este hábito puede ocasionar desgaste y deterioro dental además enfermedades en las encías.
Algunos padres no perciben que sus hijos son bruxistas, y es el pediatra o el odontólogo el que lo detecta por el desgaste de las piezas dentales. Los niños pueden o no tener dolor en las encías, dientes, músculos o articulación de la región bucal, pero si los tuviera, deberá ser visitado por el odontólogo para descartar o diagnosticar el bruxismo. Puede ocasionaren muchos niños cansancio crónico, falta de atención, irritabilidad todo como consecuencia del desgaste de energía producido por el apretamiento dental.
Todavía no se conocen cuáles son los motivos del bruxismo, pero lo achacan a estados de estrés emocional, la ansiedad, la postura al dormir, los parásitos o a ciertos trastornos. La principal causa del bruxismo es psicológica, aunque otros factores pueden contribuir a este problema, como un alineamiento anormal de los dientes superiores e inferiores (maloclusión debida a Diversos factores).
Se ha sugerido que el bruxismo es la expresión inconsciente y física de emociones que no se reconocen o expresan libremente, como ansiedad, frustración o ira. Puede ocurrir en niños que están comenzando a hablar pero no pueden expresar sus sentimientos. El bruxismo es más frecuente entre personas con un alto nivel de estrés y una personalidad tipo A (persona competitiva, agresiva y que concede una gran importancia al logro).
En un estudio realizado por la Universidad de Helsinki se vio que el bruxismo estaba asociado con un intenso estrés. Y un estudio realizado por el departamento de psicología de la Universidad de Loyola, en Chicago, sugiere que la combinación de estrés y personalidad tipo A se asocia con el bruxismo en mayor medida que cualquiera de estas dos variables por separado. Algunos autores consideran que el bruxismo es una respuesta reductora de ansiedad que se produce ante unos estímulos determinados asociados al estrés. En este sentido, el bruxismo sería una respuesta de escape, pues permite reducir o eliminar la ansiedad producida por una situación estresante.
En los niños, el bruxismo puede estar relacionado con la edad y el desarrollo. Entre las causas del bruxismo en niños se han citado las siguientes: maloclusión, ansiedad y estrés, alergia, ira, o una respuesta a un dolor de oídos o de dientes. Es bastante frecuente en niños normales de 5 y 6 años y es sobre todo frecuente en niños con retraso mental. La mayoría de los niños superan este problema antes de tener los dientes de adultos.
1) Emociones, como ansiedad, ira y frustración.
2) Edad: Es común en niños pequeños, aunque suele desaparecer después de los 10 años. En los adultos es más frecuente entre la adolescencia y los 40 años. A partir de esa edad suele empezar a desaparecer.
3) Cafeína, nicotina, drogas. El uso de café, tabaco, cocaína o anfetaminas parece incrementar el riesgo de bruxismo.
El tratamiento consiste en corregir los factores que propician este hábito, en algunos casos se puede considerar la intervención de un psicoterapeuta. Si hay situaciones de estrés se deben realizar técnicas de relajación muscular, reducir el estrés o la ansiedad puede reducir el bruxismo. Si hay factores anatómicos alterados, será el especialista dental el que dictamine el tratamiento.
Es una buena medida el utilizar protectores dentales (guardas) para ir a dormir, estos son unos accesorios especiales que ayudan a prevenir el desgaste de los dientes; estos guardas disminuyen el nivel de acción de los músculos de la masticación y por ende disminuye la presión sobre los dientes relajando al paciente y evitando el desgaste de sus piezas dentales.
También puede favorecer que el niño no haga ejercicios extenuantes ni que vea violencia en la televisión. Un baño relajante antes de irse a dormir le ayudará a relajarse y si por la noche oyes el rechinar de sus dientes, procura cambiarlo de posición.
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