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Para conocer más de esta afección y del tratamiento correspondiente ante estos casos conversamos con la profesional.El dolor es una de las causas que lleva a un mayor número de pacientes a la consulta, de allí que su alivio o supresión sea una meta de las ciencias médicas. El correcto diagnóstico de la causa del dolor debe llevarse a cabo, para proporcionar la base de un tratamiento efectivo.
La primera acción consiste en un examen clínico meticuloso, para detectar y en su caso eliminar factores que pueden producir dolor dental tales como: lesiones cariosas activas, interferencias dentales al cerrar la boca, infección en la pulpa dental, entre otras.
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Es muy importante que el cirujano dentista descarte las alteraciones antes mencionadas, con la finalidad de identificar claramente el origen del dolor y de esta manera tratarlo adecuadamente.
Actualmente, la hipersensibilidad dentaria es motivo frecuente de consulta y es un padecimiento que afecta a toda persona en algún momento de su vida.
Es una sensación dolorosa aguda y breve en respuesta a diversos estímulos externos. Estos estímulos pueden ser térmicos (alimentos o bebidas frías o calientes), químicos (sustancias ácidas o dulces) o mecánicos (cepillado, etc.).
Se estima que una de cada cuatro personas adultas (afecta a un 25% de la población) padece de hipersensibilidad dental, esta afecta a pacientes de entre 25 y 45 años. Existen, no obstante, determinados grupos de mayor riesgo: personas que cepillan vigorosamente sus dientes, pacientes con recesión gingival, aquellos sometidos a tratamiento periodontal, bulímicos, personas con xerostomía, pacientes con maloclusiones severas que provocan problemas periodontales o exposiciones anormales de los cuellos de los dientes.
Las recesiones gingivales que exponen los cuellos de los dientes se producen debido al trauma excesivo que soportan las piezas dentarias a causa de interferencias y bruxismo (apretar, frotar o rechinar los dientes).
Hay diversos factores que predisponen a la hipersensibilidad, entre ellos se encuentran las fracturas y microfracturas dentales, que dejan expuestos a los tubulillos dentinarios, pequeñísimos conductos que constituyen la estructura de los dientes, encargados de llevar las sensaciones a los dientes.
Agreden al diente
La hipersensibilidad asociada a la abrasión producida por el cepillado dental posee numerosos factores que van desde la rigidez de los filamentos del cepillo dental y la redondez de la punta, hasta la fuerza, duración y frecuencia del cepillado, que se consideran importantes factores a tomar en cuenta al momento de estudiar el tipo de lesión producida.
Cuando se realiza un cepillado incorrecto antes o inmediatamente después de comer o beber productos ácidos, la sensibilidad dentaria puede ser acelerada por la acción mecánica del cepillado con dentífrico sobre las superficies expuestas que han quedado reblandecidas.
Incluso el contacto mínimo de un cepillo dental con la superficie dentaria puede generar un dolor intenso, situación que no solo es incómoda, sino que induce al abandono de las medidas de higiene bucal apropiadas.
El cepillado sobre una dentina expuesta puede generar una apertura de túbulos dentinarios, además de mantener y desencadenar la hipersensibilidad en esta zona.
A su vez, también puede producir la formación de una cavidad que al profundizarse aumenta el diámetro de los túbulos del diente, favoreciendo el incremento de sensibilidad.
Abrasión por retenedores de prótesis o ganchos. Se ha demostrado que el efecto de las prótesis no es el causante de la abrasión, sino la retención de los alimentos a ese nivel y a la formación de ácidos.
La hipersensibilidad asociada a erosión dental es una consecuencia de la pérdida superficial de tejidos dentales duros promovida por la acción de ácidos provenientes de otro origen que no son las bacterias de la biopelícula de la placa dental. West et al en el 2001 reportó que el consumo frecuente de ácido fosfórico contenido en las bebidas gaseosas produce mayor erosión en las estructuras dentarias.
A este tipo de bebidas se le adicionan hidrocoloides, magnesio, citrato de calcio, fluoruro y fosfato de calcio para tratar de reducir la formación de lesiones erosivas sobre el esmalte, sin embargo, no han logrado prevenir completamente la aparición de esta alteración. Los individuos que consumen un litro de gaseosas al día podrían perder un milímetro de esmalte en un plazo de 2 a 20 años.
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