Los besos en la boca, probar la comida del bebé y limpiar con saliva los chupetes de los niños son otra vía común de contagio de caries entre madres e hijos. Diagnóstico del estado de la salud bucal de la población nacional muestra que las caries, el sangrado e inflamación de las encías son enfermedades clasistas y regionales, donde los ancianos desdentados tienen hasta 15 piezas menos.
Los valores para combatir las dolencias dentales no están al alcance de cualquier bolsillo, incluso, si está acogido al Fondo Nacional de Salud (Fonasa), la urgencia más barata tiene un costo de $3.930 en el tratamiento de una infección expandida por los tejidos bucales; $11.930 para atacar los dolores de la erupción de la muela del juicio y $19.990 para tratar un golpe en los dientes y sus respectivas complicaciones.
Isabel Domínguez vive en Puente Alto y es segunda vez que pierde su prótesis dental. A sus 77 años sólo le quedan 10 de los 28 dientes que tiene cada persona, sus labios cada día se arrugan más y todavía no se acostumbra a comer o conversar con su dentadura postiza, por lo que es común que los guarde en una cajita plástica que asegura nunca está en el lugar donde ella la deja. Por su edad, las dos prótesis le han salido gratis en la red pública de salud, y el médico que la atiende guardó el molde de su mascada por si la memoria de Isabel vuelve a fallar y se queda sin sonrisa.
Un caso común entre los ancianos mayores de 75 años en Chile, quienes en promedio tienen 15,8 piezas dentales menos (57%), según afirma el último estudio entregado por el colegio de Cirujanos Dentistas de Chile. Una realidad que deja en evidencia las falencias de la situación bucal de nuestro país, la cual comienza a oscurecerse desde la infancia, donde el 52% de los niños entre dos y cuatro años tiene caries, y el 93% de los chilenos entre 35 y 44 sufren de infecciones e inflamación en sus encías, llamadas enfermedades periodontales.
“Los chilenos, a los 12 años, tienen un promedio de 1,9 dientes cariados, una cifra que no refleja mucho la realidad del país, porque al ser un promedio, mezcla las muestras de los diferentes estratos sociales y es en los sectores más pobres donde se concentra el problema. En esos sectores bajos, el promedio de caries por niño es de 4,4 piezas”, explica la odontóloga Liliana Soto, responsable del “Diagnóstico Nacional de Salud Bucal del Adolescente de 12 años”, financiado por Fonis y la Universidad Mayor.
Las caries son un problema de salud pública de alta prevalencia y la más común de las dolencias crónicas, que también es clasista ya que se ensaña con los más pobres a pesar de ser causada por múltiples factores donde, incluso la madre, es un agente activo de contagio para los niños.
“Un análisis predictor de caries asegura que un niño no tendrá enfermedades bucales si es sano, pertenece a un estrato socioeconómico alto, no tiene gingivitis y su madre no presenta extracciones dentarias”, señala Soto, quien también asegura que los besos en la boca, probar la comida del bebé y limpiar con saliva los chupetes de los niños son otra vía común de contagio de caries entre madres e hijos.
Las caries discriminan
Otro dato impactante que arrojó el estudio de la epidemióloga Liliana Soto en la evaluación a adolescentes de 12 años de todo el país -muestra clave ya que a esta edad los pacientes tienen el total de sus dientes definitivos-, es que las caries, la limpieza bucal y el sangrado de las encías afecta a los quintiles más pobres del país, sobre todo en zonas rurales. Ejemplo de ello es que en la región de Atacama es donde está concentrado el mayor número de niños sanos con 64% de jóvenes libres de caries, versus Magallanes, que tiene apenas 3% sin enfermedades bucales.
El problema de la gingivitis, sangrado e inflamación de encías es otro problema que discrimina socioeconómicamente a sus víctimas, ya que, según el mismo estudio, 37% de los jóvenes sufren de esta enfermedad en Santiago y 53% en Aysén. “El norte del país siempre ha tenido flúor natural, entonces desde las poblaciones adultas hasta las jóvenes tienen mejores niveles sanitarios que los del sur, donde además se concentra la vida rural, dificulta el acceso a un consultorio y la información es más difícil”, explica la dentista Soto, quien destaca que la importancia de la recopilación de estos datos clínicos son esenciales para conocer las necesidades de los chilenos y dónde se debe concentrar la ayuda.
Ante esto, la presidenta del Colegio de Cirujanos Dentistas de Chile, María Eugenia Valle, alza la voz y asegura que las políticas públicas de salud son importantes, pero también que las personas tomen conciencia de sus deberes.
“En el estudio se asegura que el 98% de los adolescentes declara lavarse los dientes por lo menos una vez al día, pero esta es una respuesta que puede ser manipulada por ellos mismos, por vergüenza, o por seguir las reglas que les han impuesto, porque si fuera así tendríamos índices más bajos de caries. Los chilenos, con el tiempo, hemos mejorado nuestros hábitos de limpieza y las autoridades han creado estupendos programas de prevención y educación en los niños, embarazadas y tercera edad. Pero han dejado de lado la vida adulta, las inequidades sociales, entonces, se incrementan porque nadie quiere emplear a una persona sin dientes, ni besarla, ni menos comer choclo con ella”, explica la doctora Valle.
Ranking de enfermedades
Sebastián Ferrada tiene 9 años y es segunda vez en su vida que va al dentista. Mientras su madre lo regaña afuera de la consulta, el jovencito la mira con cara de pocos amigos y se niega a mostrar el diente que se rompió haciendo piruetas en su skate. La gracia que le voló uno de los dientes frontales, hará que su familia desembolse en una consulta odontológica privada $39 mil pesos por la extracción del pedazo de dentadura que le quedó, y $195 mil en una prótesis parcial que le devuelva su sonrisa, mientras espera que crezca su diente definitivo.
Un accidente común para la dentista Patricia Tagle, jefa del Servicio Dentó máxilofacial del Hospital Clínico Universidad de Chile, donde anualmente se atienden 23.472 consultas, es decir, un promedio de 64 consultas diarias. Pero las molestias que encabezan los rankings de urgencias son las caries, la gingivitis y un poco más abajo las cirugías máxilofaciales, una corrección mandibular que cada vez es más frecuente entre los chilenos no solo como una manera de corregir la mascada, sino también para mejorar la estética del rostro.
“El problema mayor son las caries y sus derivados, como la hinchazón del rostro o la presencia de materia por el mal cuidado de la carie. Pero esos casos son cada vez menores y se da, sobre todo, en adultos, porque los padres hoy están muy preocupados de la salud bucal de sus hijos a razón de lo que alguna vez ellos vivieron, y de los controles que se han creado en los colegios”, explica Tagle, quien especifica que aunque se ha avanzado, aún quedan algunas costumbres que dañan los dientes especialmente en los niños, como darles leche cuando están dormidos, lo que deja residuos de alimento en su boca y activa el proceso de las caries durante toda la noche.
Este último ejemplo se grafica en el alto porcentaje de caries que llegan a tener lo niños a los seis años, con un promedio de 3,7 caries, cifra que se va duplicando con el tiempo y, entre los 35 y 44 años, el número de dientes afectados es de 13,3 y de 19,7 en los adultos entre 65 y 74 años de edad. “Lo que ha desaparecido completamente es la utilización de la gutapercha, que antes se vendía en las farmacias y que era una solución estética para combatir las caries, pero el proceso de infección seguía su curso bajo esta masa. Eso ha desaparecido hace años de las consultas y creo que también de los hospitales públicos”, comenta la experta en salud dental.
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