Acceso.com - los fumadores tienen un riesgo tres veces mayor de sufrir periodontitis avanzada que los no fumadores

LOS FUMADORES TIENEN UN RIESGO TRES VECES MAYOR DE SUFRIR PERIODONTITIS AVANZADA QUE LOS NO FUMADORES

  • La SEPA alerta sobre los mayores riesgos para los fumadores en relación con las enfermedades periodontales, al diagnosticarse y tratarse más tarde y con peores resultados

• El efecto vasoconstrictor de la nicotina, entre otros, reduce el sangrado de las encías de los fumadores y, por tanto, anula uno de los primeros signos de alerta sobre la presencia de periodontitis
• La enfermedad periodontal en los fumadores se desarrolla más rápidamente y se diagnostica más tarde, lo que reduce las probabilidades de éxito del tratamiento
• En un documento de la SEPA titulado “CUIDA TUS ENCÍAS…ESPECIALMENTE SI FUMAS”, se revela tanto la prevalencia como las causas y consecuencias de este hábito nocivo en la salud bucodental
• La evolución descontrolada de la enfermedad periodontal genera pérdida de hueso, además de retracción de las encías o movilidad de los dientes
• Existe una relación directa entre el número de cigarrillos consumidos, la severidad de la enfermedad periodontal y la respuesta al tratamiento
• La SEPA defiende las medidas antitabaco que entrarán en vigor en España a partir del próximo año
• Entre otras consecuencias, la periodontitis (conocida erróneamente con el nombre de piorrea) provoca la pérdida de dientes

Los fumadores no sólo tienen tres veces más riesgo de sufrir periodontitis y de que ésta progrese más rápidamente, sino que en estas personas se suele retrasar mucho más el diagnóstico y, por lo tanto, la puesta en marcha del tratamiento más oportuno para esta enfermedad. Ésta es una de las principales conclusiones que se extraen del documento que presenta hoy la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), que se enmarca dentro de su campaña “Cuida tus encías”.

La cavidad bucal es una de las localizaciones donde más claramente se manifiestan los efectos del tabaco, ya que constituye su puerta de entrada obligada en el organismo y al efecto de los productos tóxicos se une el efecto físico (térmico). El humo de los cigarrillos está compuesto por unos 4.000 constituyentes que son farmacológicamente tóxicos, mutagénicos y carcinogénicos. Los fumadores tienen mayores niveles de bacterias patógenas en el periodonto y presentan una disminución de las defensas de la encía frente al ataque bacteriano, lo que se asocia con un importante aumento en la susceptibilidad a sufrir una infección periodontal.

Bajo el título “Cuida tus encías…especialmente si fumas”, la SEPA resume en un documento la prevalencia, la etiopatogenia, los signos de alarma, la evolución y el tratamiento de la enfermedad periodontal en los fumadores. Los encargados de realizar este documento son los doctores David Herrera, Vicepresidente de SEPA, Rafael Magán, Vocal de la Junta Directiva de SEPA, e Isabel Santa Cruz, investigadora de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid, que califican al tabaco como “uno de los más importantes factores de riesgo ambientales y modificables de padecer enfermedad periodontal y pérdida dentaria”.

Profundizando en las causas
En este documento, disponible en su versión más divulgativa en la web de SEPA (www.cuidatusencias.com/index.php?option=com_content&view=article&id=153&Itemid=2), se llama la atención sobre los diferentes factores que pueden explicar el mayor riesgo de sufrir periodontitis y la mayor velocidad de progresión de la enfermedad en los fumadores. Una mayor presencia de patógenos bucales, una menor cantidad de células del sistema inmune (que, además, presentan alteraciones en sus funciones), la existencia de alteraciones en los fibroblastos (responsables de la síntesis de colágeno) y una menor vascularización de la encía son algunos de los hallazgos etiopatogénicos más relevantes.

Tal y como explica el Dr. Rafael Magán, “la encía del fumador recibe un menor aporte sanguíneo y de oxígeno, a la vez que disminuyen sus mecanismos defensivos contra las bacterias de la placa bacteriana. Ésto justifica que estas bacterias dañinas produzcan una mayor destrucción del conjunto de elementos de sujeción del diente”. Numerosos trabajos apuntan a que los fumadores podrían tener un mayor número de patógenos periodontales en comparación con los no fumadores.

“También se ha observado un efecto perjudicial del tabaco sobre los fibroblastos (reduciéndolos), lo que puede tener impacto en el proceso destructivo, y en la respuesta de curación”, asegura el Dr. David Herrera. Igualmente, algunos estudios sugieren que el tabaco afecta a las células del sistema inmune más importantes en la encía: a los leucocitos polimorfonucleares (reduciendo su cantidad y alterando su funcionamiento) y a los linfocitos B (alterando la producción de anticuerpos).

Respecto a la vascularización de la encía, los estudios demuestran que la densidad vascular no está afectada por el consumo de tabaco en la encía sana; sin embargo, cuando los tejidos están inflamados sí existen diferencias, documentándose un número de vasos sanguíneos significativamente menor en las localizaciones inflamadas de fumadores en comparación con localizaciones inflamadas de no fumadores.

En este sentido, los autores del documento aluden a un problema adicional que existe habitualmente en el abordaje de la enfermedad periodontal en los fumadores. “No sólo se diagnostica más tarde, sino que esto conlleva un retraso significativo en la puesta en marcha de las necesarias medidas terapéuticas”, afirma el Dr. Rafael Magán. Y es que, según el Dr. David Herrera, “la respuesta inflamatoria en los fumadores podría estar alterada debido a los efectos del tabaco en la vascularización, lo que podría a su vez explicar la reducción de signos inflamatorios y un menor sangrado en las encías de los fumadores”.

Por lo tanto, en estas personas es más común que se enmascare la enfermedad, al ser menos frecuente y patente uno de los principales signos de alarma que llevan a muchas personas a consultar a su odontólogo, como es el sangrado de las encías. El mensaje es claro: “si se es fumador, no hay que confiarse en que las encías están sanas aunque no sangren”, recalca la Dra. Santa Cruz.

Importantes consecuencias
Las encías de los fumadores presentan, por norma general, varias alteraciones importantes. Así, habitualmente, se trata de una encía fibrótica, con menor sangrado gingival, con bolsas periodontales más profundas, las encías están descarnadas (recesión gingival), es más frecuente la acumulación de sarro dental y tinciones dentales oscuras y la progresión de la periodontitis es más rápida.

También resulta más común entre los fumadores la recurrencia de la enfermedad periodontal y el desarrollo de otros trastornos asociados: es más habitual la aparición de leucoplasias en las encías (las lesiones blancas premalignas son hasta 6 veces más frecuentes en fumadores).

Pero, además, la respuesta a las medidas terapéuticas es menor: se aprecia una menor reducción de bolsas tras el raspado y alisado radicular, y tras cirugía periodontal hay mayor probabilidad de reaparición de las bolsas periodontales y es más frecuente que haya resistencia al tratamiento periodontal convencional. Como sintetiza la Dra. Santa Cruz, “después del tratamiento inicial, que incluye la mejora de las medidas de higiene bucal por parte del paciente y el raspado y alisado radicular, los resultados de los estudios de investigación indican que la respuesta es peor en los fumadores; además, los resultados obtenidos con la terapia quirúrgica son menos favorables en estas personas”.

El tabaco hace que la respuesta al tratamiento periodontal básico (raspado y alisado radicular) y avanzado (cirugía periodontal) sea mucho peor, siendo hasta un 50% menor la mejora en algunas aspectos clínicos. Además, se ha observado que la mayor parte de los pacientes que no responden adecuadamente a los tratamientos periodontales son fumadores (86-90%).

La respuesta a tratamientos periodontales más específicos también baja considerablemente entre los fumadores: los resultados de la cirugía mucogingival empeoran en un 25% en los fumadores; en los tratamientos regenerativos los fumadores alcanzan una tasa de respuesta que es prácticamente la mitad que la lograda por los no fumadores; y la tasa de fracaso de los implantes dentales es dos veces superior entre la población fumadora (mayores dificultades para que el implante se una al hueso).

Recomendaciones
Ante este panorama, los autores del documento de la SEPA ofrecen algunos consejos prácticos.

El principal reto y objetivo es conseguir que el fumador abandone este hábito y, en este sentido, la SEPA respalda y subscribe las medidas anti-tabaco que se pondrán en marcha en nuestro país a partir del próximo año. Los beneficios que se derivan del abandono de este hábito son inmediatos a nivel de las encías; según destaca el Dr. David Herrera, “si se deja de fumar, en tan sólo 4-6 semanas empieza a recuperarse la revascularización de la encía, mejora la respuesta al tratamiento periodontal y se reducen progresivamente todos los riesgos y problemas asociados”.

Ya para el fumador que mantiene su adicción al tabaco, el documento de la SEPA insiste en dos ideas clave: 1) esta persona debe hacerse una revisión más frecuente de sus encías; 2) al ser más susceptible al fracaso del tratamiento periodontal, se debe informar adecuadamente y de forma insistente a los fumadores sobre estos riesgos y limitaciones de la terapia.

Enfermedades periodontales y SEPA
Las enfermedades periodontales son patologías que afectan al periodonto, es decir, a los tejidos que sostienen a los dientes; son patologías infecciosas, causadas por bacterias. Hay dos grandes grupos de enfermedades periodontales. Cuando se afecta únicamente la encía, causando un proceso inflamatorio reversible, se denomina gingivitis. Si la gingivitis se mantiene mucho tiempo y además conlfluyen otros factores (genéticos, ambientales, locales,…), se inicia la periodontitis (común, aunque incorrectamente, llamada “piorrea”), en la que, además de la inflamación de la encía ya mencionada, se produce una destrucción más profunda que afecta a los otros tejidos del periodonto.

Las enfermedades periodontales pueden tener dos tipos de consecuencias, a nivel local (en la boca) y a nivel sistémico (en el resto del cuerpo). A nivel local, la consecuencia más importante es la pérdida de dientes, lo que produce efectos estéticos y sobre funciones básicas como la masticación. Pero, además, puede causar sangrado de encías, mal aliento, retracción, movilidad de dientes, dolor (aunque no es frecuente),…A nivel sistémico, la presencia de gran cantidad de bacterias debajo de la encía hace que puedan pasar a la sangre y, ya sea directamente o por la inflamación sistémica que generan, afectar a otros lugares del organismo: aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, riesgo de tener parto prematuro, riesgo de descompensación de diabetes,….

SEPA es la sociedad científica de referencia en España en materia de Periodoncia y Osteointegración, que actualmente integra a más de 2.500 profesionales de la salud bucodental interesados en la prevención, diagnóstico y tratamiento de patologías periodontales e implantes.

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PERIODONTITIS

La periodontitis, denominada comúnmente piorrea, es una enfermedad crónica e irreversible que puede cursar con una gingivitis inicial, para luego proseguir con una retracción gingival y pérdida de hueso hasta, en el caso de no ser tratada, dejar sin soporte óseo al diente. La pérdida de dicho soporte implica la pérdida irreparable del diente mismo. De etiología bacteriana que afecta al periodonto,se da mayormente en adultos de la tercera edad; el tejido de sostén de los dientes, constituido por la encía, el hueso alveolar, el cemento radicular y el ligamento periodontal. Diagnóstico Tiene efectos como caries, mal aliento, dolor al masticar y sangrados abundantes y no se contagia por dar un beso, por beber del mismo vaso o por medio de la saliva. Al principio puede manifestarse por una ligera inflamación gingival, con sangrado discreto de las encías al cepillarse los dientes y un cierto grado de tumefacción y enrojecimiento de las encías. Su diagnóstico precoz contribuye a un mejor pronóstico ya que es condición necesaria para frenar su evolución cuanto antes. Signo principal es la formación de una bolsa periodontal por pérdida de inserción, y la forma de medir es por medio de la sonda periodontal. Este procedimiento de periodotología se llama sondaje periodontal y con él los dentistas obtienen la profundidad de sondaje que sirve para medir la afectación que la enfermedad periodontal y la destrucción de hueso que esta ha provocado. Los valores obtenidos con el sondaje de diagnostico periodontal servirán de referencia en los mantenimientos periodontales que se deberán realizar cada 6 meses por el periodoncista.Fumar es uno de los factores de riesgo más significativos relacionados con el desarrollo de la periodontitis. Por otra parte el hábito de fumar o usar productos de tabaco puede disminuir el efecto de algunos tratamientos, además de enmascarar la enfermedad ya que disminuye el sangrado. Además de la placa bacteriana, existen otros factores locales y sistémicos que modifican la respuesta del huésped ante la invasión bacteriana, facilitando o por el contrario retardando el proceso infeccioso, por ejemplo tabaquismo, diabetes mellitus, déficits de neutrófilos (Síndrome de Down, de Papillon-Lefèvre o de Marfan), etc. Sin embargo, es de vital importancia comprender que la única forma de evitar su aparición es manteniendo una adecuada higiene oral y visitas periódicas al odontólogo. La enfermedad en su forma agresiva (periodontitis agresiva) puede aparecer en edades tempranas, evolucionando de manera rápida, lo que provoca la pérdida de piezas dentales en personas jóvenes. Periodontitis simple Es la forma más prevalente. Se hace clínicamente significativa sobre los treinta años de edad y suele estar precedida de una gingivitis. La pérdida de soporte se produce en los periodos activos de la enfermedad. Sin embargo, la presencia de Porphyromonas gingivalis indica una alta probabilidad de periodontitis activa. Periodontitis agravada por factores sistémicos Enfermedades como la diabetes mellitus, la enfermedad de Addison, la enfermedad de Crohn, enfermedades hematológicas o el sida provocan una progresión más rápida de la periodontitis, con diferentes manifestaciones clínicas. Periodontitis agresiva (de inicio precoz) Aparece a los veinte años de edad o antes. Supone, aproximadamente, entre un 10 y un 15% de todas las periodontitis. Periodontitis agresiva localizada Afecta principalmente a los primeros molares e incisivos, probablemente porque ya están erupcionados al iniciarse la enfermedad. Puede progresar a la forma generalizada o, posteriormente, a la periodontitis de evolución rápida. Tanto la forma localizada como la generalizada tienen la misma etiología, pero su presentación depende de la efectividad de la respuesta defensiva del huésped. Existen una serie de factores asociados que son: el déficit en la quimiotaxis de los leucocitos, el número reducido de quimiorreceptores superficiales y la cantidad anormal de glicoproteínas en la superficie de los neutrófilos. Periodontitis de inicio precoz generalizada Puede generarse desde una forma localizada o debutar así. Se distingue de la periodontitis de evolución rápida en función del tiempo de inicio de la enfermedad. Sin embargo, la edad no puede precisarse, pues el tiempo del diagnóstico no coincide con el inicio de la enfermedad. Se relaciona con la presencia de una serie de bacterias como son Actynomices actinomycetem comitans o la Porfiromona gingivalis. Periodontitis de inicio precoz relacionada con enfermedades sistémicas Periodontitis de inicio precoz relacionada con enfermedades sistémicas Consecuencias colaterales Se ha observado que las bacterias presentes en este tipo de infecciones migran desde la boca hasta la circulación sanguínea, lo que produce un daño directo en el endotelio (componente principal de la pared arterial) con la consecuente formación de ateromas (engrosamiento de la pared arterial debido al depósito de colesterol) y trombos. Incluso, en pacientes fallecidos, se han realizado biopsias de ateromas, y se han encontrado bacterias periodontales, patógenos propios de las encías.

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