ulano se siente extraño cuando conversa con los demás. Apenas abre la boca su interlocutor arruga levemente la punta de la nariz, levanta una ceja y da un paso hacia atrás. En lo vínculos íntimos las cosas no son mejores. Sus citas amorosas nunca llegan a una segunda instancia y sus amigos insisten en ofrecerle chicles. Cuando pregunta por qué, sólo recibe evasivas. Fulano no lo sabe pero lo sospecha: su aliento apesta.
Halitosis. Así se llama la causa de todos los males sociales de Fulano, problema que no sólo afecta a una de cada dos personas en Uruguay y en el mundo, sino que puede ser un síntoma de otras patologías, dentro y fuera de la boca. De ahí que por desagradable que resulte, es conveniente prestarle atención al mal aliento. Especialmente cuando está presente en niños y adultos mayores.
Alfombra orgánica. En el 80% de los casos la halitosis es de origen bucal, y en su mayoría se debe a una mala higiene.
"La lengua actúa como si fuera una alfombra peluda o un velcro donde quedan los restos de alimentos y las bacterias", explica Andrea Rodríguez De Amores, odontóloga especializada en Gerontodología y docente de la cátedra de Rehabilitación Prostodoncia Removible y Gerontodología de la Facultad de Odontología de la Udelar.
"Las bacterias se alimentan de esos restos y durante su metabolización producen los elementos sulfurados que provocan el mal olor", agrega. Se calculan en 300 los microorganismos anaerobios (que no resisten el oxígeno) huéspedes de la boca y vinculados con la halitosis. En ese sentido, las restauraciones mal adaptadas, las encías inflamadas y las fisuras de la lengua son lugares perfectos para que armen campamento. Pero donde más a gusto están es en el tercio posterior y dorso de la lengua.
De ahí que para una correcta higiene no baste con el cepillo, el hilo dental y el enjuague bucal; y convenga incorporar otro elemento: el limpiador lingual, producto difícil de conseguir en farmacias, aunque algunas lo tienen en stock. Su precio oscila entre los 74 y 95 pesos.
Las múltiples caries, enfermedades de las encías y la sequedad en la boca también provocan halitosis. En esto último la saliva juega un rol fundamental dado que funciona como un barredor natural, un "autolimpiante", en palabras de Rodríguez. Es por eso que tener la boca seca es un indicador inequívoco de mal aliento. El consumo de ciertos medicamentos, como antidepresivos, antihipertensivos y antiparkinsonianos, pueden provocar halitosis por este motivo. Lo mismo sucede con los enjuagues bucales con alcohol, ya que secan las mucosas.
Ahora, hay que distinguir entre la halitosis crónica y la temporal. De esta última nadie se escapa. ¿Quién no tiene mal aliento no bien se despierta? Nadie. Esto se explica por dos motivos: porque los microorganismos continúan alimentándose de los restos de comida y porque de noche disminuye el flujo salival. "Las glándulas salivales se estimulan cuando se come y cuando se habla. En estado de sueño esto no sucede. Por lo tanto no se realiza la autolimpieza", explica Rodríguez.
El ajo, la cebolla, los productos lácteos, el tabaco y el alcohol también son fuentes de mal aliento temporal.
Según su intensidad, la halitosis puede ser considerada leve (cuando se detecta a la distancia de una palma de la mano), moderada (a un metro) y severa (a tres metros).
Tercera edad. Los mayores de 65 años son más propensos a la halitosis. Esto se explica por diversas razones. En primer lugar porque consumen con más frecuencia medicamentos xerostomizantes (los que disminuyen la secreción salival). En segundo término porque a esa edad se produce una retracción gingival (baja de las encías), se profundizan las fisuras en la lengua y aumenta el espacio entre los dientes. En consecuencia: se acumulan más microorganismos. El uso de prótesis de acrílico porosas también colabora en dicha acumulación. Por otro lado tienen menos motricidad para realizar una adecuada higiene bucal.
Pero lo más preocupante, señala la odontóloga, es "la morbilidad que tiene como punto de partida la halitosis". "En Estados Unidos la primera causa de muerte de los adultos mayores hospitalizados son las neumonías", explica. "Cuando un paciente va a ser operado se le practica la intubación y eso provoca un arrastre mecánico de esos microorganismos que están localizados en la parte posterior de la lengua, que pasan al tracto respiratorio desarrollando una neumonía", agrega. Lo mismo puede suceder hacia el tracto digestivo y/o hacia la sangre.
Este riesgo disminuiría cambiando el protocolo de atención, dice Rodríguez. "Antes de la intervención se deberían eliminar los focos infecciosos que tiene en la boca haciéndole una higiene minuciosa de la cavidad bucal", asegura.
En cuanto a los niños, el mal aliento crónico puede deberse a las amígdalas inflamadas. "Cuando están hipertróficas los microorganismos van a colonizar allí", explica. En todos los casos es conveniente primero acudir al odontólogo para descartar causas bucales y, si el problema no está en la boca, se debe derivar a un médico.
Rodríguez cuenta que el mal aliento no es un motivo de consulta frecuente. Ya porque el paciente se siente avergonzado y no lo habla o porque no se percató de su problema. Pero la bibliografía describe una subcategoría más compleja: la halitofobia, personas obsesionadas con que tienen mal aliento cuando no es así. Este caso debe abordarse en conjunto con un odontólogo y un psicólogo. Rodríguez no tuvo pacientes en este extremo, pero cuenta que es una preocupación habitual entre los adolescentes, sobre todo cuando comienzan las relaciones amorosas y los primeros besos.
La halitosis es muchas veces subestimada y silenciada. Pero sus implicancias van más allá de meras razones estéticas. Tal vez sea hora de dejar de tomar distancia y animarse a ser franco. Al menos con las personas más cercanas.
La cifra
50% De la población general padece de halitosis crónica. De ellos, el 80% es de origen bucal y el 20% restante es por causas orgánicas.
Otras patologías malolientes
Como se dijo en la nota central, la halitosis puede estar indicando patologías orgánicas generales.
Tal es el caso de la diabetes, que produce un aliento de tipo cetónico, o como el de una "manzana en putrefacción", ilustra Andrea Rodríguez De Amores, odontóloga especializada en Gerontodología y docente de la Facultad de Odontología (Udelar).
Algunas patologías renales, hepáticas, pulmonares, la gastritis causada por un microorganismo llamado Elicobacter Pilori y el reflujo también causan mal aliento. La cirrosis, por ejemplo, provoca un olor "putrefacto arratonado".
El consumo de tabaco causa una halitosis temporal que puede convertirse en crónica con el paso del tiempo. "Esto sucede porque va secando las mucosas y favoreciendo la pérdida de saliva", señala Rodríguez.
El chicle es un buen aliado contra el mal aliento, no sólo porque enmascara los olores sino porque al masticarlo se favorece la salivación y aumenta la oxigenación, combinación que limpia la cavidad bucal.
Una forma de automedir el aliento es exhalar entre las manos, aunque el resultado puede ser engañoso: "El tema es que a veces ese mal olor sale por la nariz y no por la boca, por lo que puede no llegar a captarse", dice la odontóloga. Lo ideal sería utilizar un Alímetro, aparato que mide la cantidad de gases sulfurados que hay en la boca, pero son pocos los odontólogos que cuentan con uno en su consultorio.
1 comentarios:
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