Un estudio reciente determinó que en el país existen alrededor de tres millones de pacientes desdentados, y la cifra no hace más que crecer. La mayoría de ellos son personas jubiladas pertenecientes a la tercera edad.
Los ancianos jubilados son quienes se acercaban constantemente con la misma problemática: no tenían dientes, ni el dinero suficiente para pagar un implante que les solucionara el inconveniente de una manera aceptable. La caída de las piezas dentarias, además de afectar la estética de la persona, provoca disminución en la eficiencia masticatoria, dificultad para hablar y pérdida de soporte de los labios o mejillas, entre otras complicaciones. Las prótesis a las que podían acceder hasta este momento traían aparejados problemas de fijación, que se solucionaban sólo en parte con algunos adhesivos especiales, pero que no resultan del todo efectivos.
Para resolver este problema, el ingeniero Rafael Kohanoff se unió con el doctor Carlos Aráoz y otros especialistas de la Facultad de Odontología de la UBA, e hicieron las pruebas clínicas al tiempo que desarrollaron un implante de titanio del diámetro de un palillo de dientes. En su extremo superior tiene una pequeña bolita que encastra en un pequeño anillo de goma de la prótesis, que de ese modo se fija a la encía. No sólo es económico –alrededor de 130 pesos-, sino que no requiere de cirugía.
El director del Centro INTI de Tecnologías para la Salud y la Discapacidad, el ingeniero Rafael Kohanoff, habló con N&P y explicó cómo se producen los implantes dentales de bajo costo y fácil colocación.
Noticias & Protagonistas: ¿Cómo se producen implantes dentales a bajo costo y de fácil colocación, artículos que siempre han sido destinados a sectores que poseen muy buena cobertura social o buen poder adquisitivo?
Ingeniero Rafael Kohanoff: Nuestro centro de tecnología nació al observar los problemas y las necesidades vinculadas a la discapacidad o la tercera edad, y de allí que priorizamos aquellos temas que precisamente no están cubiertos, o que el mercado no los resuelve satisfactoriamente, en especial en el tema de costos. En el sector de la salud, la aparatología se desarrolla en función de los negocios, los equipos son muy útiles pero quedan cada vez más lejos del alcance de la gente, como en el caso de los implantes. La cantidad de temas no resueltos por el mercado son tales, que en algunos casos hacemos la investigación, en otros transferimos, y en otros apoyamos el desarrollo. El INTI no fabrica ni vende cosas, de modo que hacemos alianzas.
N&P: ¿Y en este caso?
RK: En este caso tomamos a los que no tienen dentadura, los que usan prótesis de plástico. En nuestras visitas de observación de problemas y necesidades, en un hogar de ancianos nos decían que el problema mayor es cuando se mueve la mandíbula inferior, cuando uno come es terrible, y si no se queda quieta se puede salir. El que no tiene este problema no se da cuenta; pero hay varios millones de personas, no sólo gente de edad sino jóvenes del campo, que usan restos de elementos de plástico. Entonces hicimos un acuerdo con un investigador que estaba trabajando con titanio, haciendo pernos para implantes. El desarrollo consistió en la utilización de elementos más finos, de menor diámetro, con una aleación que evitara la cirugía y que pudiera ponerse en el maxilar inferior casi enroscándolo. Entonces comenzamos con tres implantes, vimos que no se equilibraba y finalmente hicimos cuatro implantes en el maxilar inferior. Cada uno tiene una bolita en la punta: a la prótesis de plástico que va al miembro inferior se le hacen cuatro agujeritos que pueden engarzarse cuando se pone la prótesis de plástico, quedando amarrada en la protuberancia de los implantes. No se mueve, pero se puede sacar y lavarla.
N&P: ¿Es un procedimiento sencillo?
RK: Sí; lo importante es que en menos de una hora de tratamiento la persona sale con su prótesis fija. Me llevé una sorpresa, porque el artículo que se publicó sobre el tema ha producido cientos de llamadas. Nosotros desarrollamos un plantel oftalmológico especializado, trabajamos en el mejoramiento de la marcha en gente con problemas neurológicos y tuvimos siempre muchas llamadas, pero esto nos superó. Por eso estamos trabajando en el desarrollo de implantes que en vez de ser a rosca, se hacen por encastre, abaratándolos, no sólo para desdentados sino para todos. Se protocolizan las investigaciones, con la máxima seguridad.
N&P: En un relevo realizado sobre la salud de la población, específicamente el caso de la situación dental tiene pronóstico de catástrofe. Además, hay que sumar el hecho de que los embarazos son gravosos para la dentadura. ¿Cómo puede hacer la gente para tener acceso a estos implantes?
RK: Nosotros recomendamos que hablen con el doctor Carlos Aráoz, que es quien realizó el desarrollo, un amigo con el que trabajé en este tema. Él es quien asesoró y apoyó a los fabricantes de pernos, pero si la gente tiene problemas tiene que ir al dentista. Ya hay quienes saben hacer bien este trabajo. Diría que la gente mande un mail a discapacidad@inti.com.ar. Yo lo derivo al doctor Aráoz y se les aconsejará según donde estén.
N&P: Como en todos los casos relacionados con la salud, lo mejor sería hacer prevención.
RK: Nosotros hemos desarrollado un dispositivo que es una pequeña cámara intraoral que puede detectar problemas de caries, encías o de la piel, y tratamos de que en las escuelas, no bien los chicos entren en la primaria, tengan una revisión -una foto en la computadora- para ir generando la idea de la prevención. Nosotros en la Argentina vamos al médico cuando no damos más; no hay una cultura de ir al médico por las dudas, sino que vamos cuando ya existe un problema. Requiere de una política de Estado: que la escuela haga un diagnóstico organizadamente, detectando los problemas, preventivamente. Para la parte auditiva ya lo hicimos en el municipio de Luján: revisamos todos los chicos de primer grado, y de un 7 a un 8% fueron derivados al otorrinolaringólogo. Se está haciendo lento, pero vamos en camino. Estábamos retrasados tecnológicamente, pero ahora que tenemos la posibilidad hay que aprovecharla.
N&P: Sería bueno que el director de Educación y Cultura tome la propuesta y la convierta en política de Estado. Los sectores más humildes, antes tenían una chance, cuando les revisaban la dentadura durante el servicio militar; ¿ahora lo podríamos hacer en la escuela?
RK: La escuela puede hacer un diagnóstico visual, auditivo y dental, esto contagia a la familia; creo que tiene que ser una política de educación y salud. Durante mucho tiempo no existían equipos portátiles. Ahora tenemos la suerte de haber detectado los problemas y hemos desarrollado una lámpara de hendidura que permite observar enfermedades visuales, un audiómetro de barrido y esta cámara bucal, portátil, de fácil manejo que se puede llevar al colegio en una caja. No es una crítica a por qué no se hizo con anterioridad, pero ahora tenemos la tecnología al servicio de la salud, que es lo que estamos desarrollando en el INTI, entonces es el momento de utilizarla.
Mejorar la calidad de vida
Muchos adultos de la tercera edad se vuelven desnutridos a causa de una variedad de razones. Para muchos, el problema no es cuestión de comer demasiado, sino de no comer lo suficiente. Y todo esto sucede en un momento de la vida en que tener una buena alimentación, incluyendo proteínas, fibra, el mantenerse hidratado, con suficientes vitaminas y minerales, es más importante que nunca.
Varios factores pueden causar desnutrición en los adultos de la tercera edad, pero uno de los más importantes es la dificultad para masticar y/o deglutir. La mala dentadura afecta a muchas personas de esta franja etaria, y puede contribuir a ciclos viciosos de desnutrición. A medida que las personas ancianas se tornan desnutridas y pierden peso, sus dentaduras quizá no encajen de manera correcta, haciendo incluso más difícil el comer. La movilidad de la prótesis provoca trastornos en la masticación, deteriorando la salud general del paciente, además de afectar la fonación, la deglución y, por supuesto, la estética. La suma de estos trastornos afecta psicológicamente al paciente, quien progresivamente pierde una vida de vínculos óptima.
A partir de este diagnóstico, el INTI, a través de su Centro de Tecnologías para la Salud y la Discapacidad, junto a otras instituciones, desarrollaron un implante dental de una sola pieza autoroscante (miniball), de bajo costo, que retiene las prótesis completas inferiores y, en la mayoría de los casos, se coloca manualmente.
La primera fase de este desarrollo fue posible por un subsidio del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, y comprendió estudios de bioingeniería a cargo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con el apoyo de los laboratorios de la Comisión Nacional de Energía Atómica. También resultó imprescindible la experiencia de la firma Titanec, que desde 1998 se dedica al desarrollo de implantes e instrumental correspondiente. Para el desarrollo, colocación y seguimiento protocolarizado de los miniballs también intervino la cátedra de Cirugía Máxilofacial de la Universidad de Cuyo y la cátedra de Prótesis de la Facultad de Odontología de la UBA, donde se están colocando estos implantes desde mediados de 2008 para estudiar sus resultados.
Este sistema consiste en una prótesis con cuatro cavidades donde se insertan las ex cabezas de los implantes, operación que se hace con la mano y que luego permite poner y sacar la prótesis sin esfuerzo, asegurando su correcta retención.
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