El yogur potencia el sistema inmunológico, equilibra la flora bacteriana del intestino, combate la halitosis y trata la diarrea
Plinio el Viejo (científico, naturalista y militar romano) lo llamó alimento milagroso, Galeno (médico griego del siglo II) destacó sus efectos beneficiosos para los problemas de estómago y el premio Nobel Metchnikoff, en 1907, demostró sus efectos beneficiosos sobre la flora intestinal. Este conjunto de cualidades son propias del yogur, «una leche coagulada que se obtiene por la fermentación láctica ácida, debida al "Lactobacillus bulgaricus" y al "Streptococcus thermophillus", que contiene un mínimo de 100 millones de microorganismos vivos por gramo de yogur. Pero no hay que confundir este alimento con el bífidus activo ni el «L cassei inmunitas», que no son yogures, «aunque también aumentan la capacidad del sistema defensivo y la resistencia contra la acidez», señala el doctor Jesús Bernardo García. Para este especialista en nutrición, «las bacterias vivas del yogur fresco y de otras leches fermentadas contribuyen a equilibrar la flora bacteriana del intestino y a potenciar el sistema inmunológico; es decir, aportan beneficios para la salud que van más allá de su composición nutricional, por ello se denominan alimentos probióticos, que significa "favorables a la vida"».
En el yogur todo son ventajas. Su valor nutritivo es muy similar al de la leche, a excepción de la lactosa, que se encuentra en concentraciones mínimas debido a su transformación en ácido láctico. «Por ello, quien padece intolerancia a la lactosa puede incluirlo en su alimentación cotidiana», apunta el doctor Bernardo.
Este producto es rico en calcio, magnesio y fósforo, minerales muy necesarios para los huesos. Y también contiene una cantidad importante de potasio, la misma que un plátano. Resulta, cuando menos, curioso que «estos minerales estén presentes en mayor cantidad en el yogur que en la leche, es debido a que los microorganismos que fermentan la leche para convertirla en yogur aumentan la cantidad de algunos minerales», manifiesta el nutricionista asturiano.
El consumo de yogur aporta numerosos beneficios al organismo: reduce la población de bacterias perjudiciales en el intestino, provocando el reequilibrio del ecosistema bacteriano intestinal, estimula el sistema inmunológico, sobre todo, en ancianos, y previene y trata la diarrea. Pero, además, el yogur natural ayuda a combatir la halitosis, las caries y las enfermedades de las encías. «El consumo de 90 gramos de yogur dos veces al día durante seis semanas provoca una disminución de los niveles de sulfuro de hidrógeno, que contribuye al mal aliento», según apunta Jesús Bernando García, miembro de la comisión de nutrición del Comité Olímpico Español.
Científicos de la Universidad de Kioto han creado un yogur al que le han añadido un anticuerpo procedente de los huevos de gallina y que tiene la cualidad de eliminar la bacteria «Helicobacter pylori», causante principal de las úlceras de estómago. El anticuerpo es el «IgY-ureasa», que es el responsable de ayudar al sistema inmunológico de las gallinas.
Durante el experimento sólo fue necesario tomar dos yogures al día durante cuatro semanas para reducir y eliminar la bacteria causante de la úlcera. Actualmente, el yogur antiúlcera se comercializa en Japón, Corea y Taiwán, y aunque los autores del descubrimiento son conscientes de que existen antibióticos que la combaten, mantienen que es un tratamiento más accesible, más fácil de tomar y sin efectos secundarios, además de poder convertirse en una gran ayuda para combatir la desnutrición con sus aportes de calcio y proteínas, señala el doctor Jesús Bernardo García.
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