Deloitte indica que seguimos desaprovechando el turismo en salud cuando podemos ofrecer clima, escenarios, precios e infraestructura hospitalaria de excelencia.
El turismo médico proveniente de Estados Unidos sigue desaprovechado en México. Considerando que representa un mercado de cientos de miles de millones de dólares, que por distancia podríamos ser la primera opción y hasta es impulsado por las aseguradoras estadounidenses dados los ahorros que les implica, pero definitivamente la industria hospitalaria mexicana se está durmiendo en sus laureles.
Ya son nueve hospitales mexicanos certificados por la Joint Commission International (JCI) para poder recibir a pacientes estadounidenses: Centro Médico ABC en sus dos sedes Observatorio y Santa Fe; Christus Muguerza Alta Especialidad, de Monterrey; Clínica Cumbres, de Chihuahua; Hospital CIMA en sus sedes Hermosillo y Monterrey; Hospital México Americano, de Guadalajara; Hospital San José Tec de Monterrey, y Hospital y Clínica OCA, de Monterrey.
Son pocos frente a otros países como Brasil que tiene 21, India, 16, o Turquía con 39. Varios nosocomios mexicanos buscan dicha certificación, como algunos del Grupo Ángeles, de Olegario Vázquez Aldir, pero el proceso es lento y nada sencillo. Las exigencias de la JCI en calidad y excelencia son de lo más elevado.
Datos de la Consultoría Deloitte indican que una oportunidad para la industria hospitalaria mexicana es el área dental que no requiere certificación. Es de los servicios más costosos en EU. Un implante dental cuesta en México unos 2,000 dólares, incluso agregando otros 3,000 dólares por hotel, alimentos y transporte, no llega al costo de 6,000 dólares en EU.
Pero los servicios que más crecen en demanda son ortopedia y cirugía plástica. Y no es gratuito. Una cirugía de rodilla en EU cuesta como 25,000 dólares, cuando en México sale en el equivalente a 12,000; aun sumando costo de traslado, estancia y alimentos, resulta más accesible aquí.
Javier González, director de Consultoría en Ciencias de la Vida y Cuidados de la Salud de Deloitte, nos explica que la industria aseguradora estadounidense no tiene queja de que sus asegurados salgan de EU para atenderse, siempre y cuando lo hagan en hospitales certificados por JCI. Incluso lo promueven porque les representa ahorros en costos de atención médica.
Aparte están millones de hispanos sin cobertura social sanitaria a quienes la opción de venir a un hospital en México para atenderse les es igualmente atractiva.
Lo que hace falta en México para aprovechar mejor el turismo en salud -nos dice Deloitte- es impulsar a nivel nacional un plan interinstitucional que ejecute acciones integrales y una campaña global que atraiga a estos visitantes promoviendo no sólo clima, escenarios y precios, sino una infraestructura hospitalaria de primer nivel que garantiza excelencia en atención médica.
Los gobiernos de algunos estados, en particular del norte del país, ya detectaron la oportunidad y hacen esfuerzos aislados, pero se requiere un esfuerzo nacional, integral y conjunto gobierno-iniciativa privada.
En Yucatán, por ejemplo, buscan combinar atención médica con vacaciones en destino de playa para visitantes de Miami y Houston. La cadena hospitalaria Starmédica, dirigida por Juan Manuel Cavalli, es de las más interesadas. En el 2007, durante una visita del expresidente George W. Bush, el Hospital Starmédica fue revisado extensivamente y avalado por la Casa Blanca para cuidarlo en el evento donde recayó su salud.
Cambian NOM en cáncer de mama
Se sabe que el cáncer de mama en México se está presentando en mujeres cada vez más jóvenes. Hay casos en mujeres ¡de veintitantos! En general está atacando en edades 10 años menores que en Estados Unidos y Canadá. Se sabe que no es prevenible. Lo más que se puede hacer es impulsar la detección temprana para atacar la mortalidad.
Por tanto, no se entiende el motivo por el que la Secretaría de Salud -específicamente la Subsecretaría de Prevención que lleva Mauricio Hernández- está cambiando la NOM que garantiza la mastografía gratuita para elevar la edad obligatoria de 40 a 50 años. ¿Por qué? Si más bien debería bajarse de 30 a 40 años.
Unos 16 organismos contra cáncer de mama -incluido Tomátelo a Pecho, de Felicia Knaul, sobreviviente de cáncer de mama y esposa del exsecretario Julio Frenk-, vienen pidiendo desde el 2009 no hacer ese cambio, pero evidentemente no les han hecho caso. La norma se publicó en el Diario Oficial la semana pasada y tienen 60 días para revertir la decisión.
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