Implantes y fármacos contra la osteoporosis una combinación peligrosa

Aunque los bifosfonatos aparecieron como un medicamento sobresaliente para frenar la pérdida de hueso, los odontólogos advierten de que en dosis elevadas pueden causar la pérdida de piezas dentarias y, en el peor de los casos, una necrosis maxilar. Extirpar un trozo de mandíbula es la solución más extrema



Los bifosfonatos (BF) aparecieron como un tratamiento sobresaliente para frenar la osteoporosis, una dolencia que afecta a una de cada tres mujeres mayores de 50 años y 1 de cada 12 hombres, según datos de la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF, por sus siglas en inglés). Y fue así hasta hace unos años. 2005 es la fecha en la que empezaron a salir a la luz algunos casos de osteonecrosis maxilar, un problema bucal muy grave sobre el que alertó la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps).
Despertaron así la polémica y las dudas sobre la conveniencia de administrar este tipo de medicamento en pacientes que tenían o iban a someterse a un implante dental, una intervención habitual según avanza la edad. Y pese a que los casos que se notificaron en su día afectaron fundamentalmente a pacientes oncológicos que se sometían a dosis elevadas, los expertos no terminan de equilibrar la balanza de opiniones. Según explica Javier Mareque Bueno, cirujano maxilofacial del Centro Médico Teknon y profesor de la Universidad Internacional de Cataluña «los BF engloban un grupo amplio de fármacos. Los orales, los más extendidos, tienen un riesgo potencialmente bajo. Los que dan más problemas son los endovenosos». De hecho, en el informe publicado por la Aemps se especifican el pamidronato y el ácido zoledrónico que se administran por esta última vía. También se estimó que la incidencia del uso de intravenosos variaba entre 0,8 y 12 por ciento. En el tratamiento oral, la compañía farmaceútica Merck publicó que los posibles casos en pacientes en tratamiento con alendronato (el bifosfonato oral más prescrito) era aproximadamente de 170 casos a nivel mundial, la mayoría de ellos de forma espontánea; la incidencia se calculaba en torno a 0,7 personas por cada 100.000 y por año de exposición al fármaco.

La causa
Este producto en tela de juicio funciona deteniendo el metabolismo normal del hueso. Manuel Mesa Ramos, portavoz del GEIOS grupo de Estudio de Osteoporosis de la Sociedad Española de Traumatología (SECOT), matiza que «según la molécula del bifosfonato, tienen más o menos potencia y una mayor capacidad para fijarse al hueso y frenar su destrucción. Y si se frena por completo, obtenemos un hueso frágil, quebradizo, “congelado”». Por su parte, Alfonso Villa Vigil, presidente del Consejo General del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de España añade que «lo que hacen es quitar la vida a los huesos, que se convierten en un material inerte, como el de los cadáveres. Si, por ejemplo, se rompe la mucosa que protege a los maxilares por una herida, se coloca un implante o se extrae un diente y la zona se infecta, no tiene defensas para combatirla y va a más. Hay que tomar precauciones, pues más del 50 por ciento de las mujeres mayores de 60 años toma BF».
El mal menor, como dice Mareque «sería la pérdida dental, a lo que sigue la pérdida de hueso, y en el peor de los casos la necesidad de hacer una resección de una parte de la mandíbula por una necrosis maxilar. No obstante, los casos que se han comunicado en relación a esta última han sido «en pacientes con metástasis a los que se administraban unos 90 miligramos/dosis en 20 ciclos al año, para frenar la actividad del tumor, mientras que para una osteoporosis general, se administran dosis de entre 5 y 7 mg», matiza Mesa Ramos.
Los BF, como señala el especialista en ortodoncia, Fernando de la Iglesia «también se emplean para las metástasis óseas asociadas al cáncer de mama, enfermedad de Paget, mieloma múltiple o hipercalcemia maligna». Y es que muchos piensan que, cumplidos los 50, a quién no tienen que quitarle un diente. Villa Vigil expone que hay personas que «confunden este medicamento con vitaminas o calcio, pero no lo son. Hay que sopesar si usar estos fármacos». Desde el Consejo de Dentistas exponen que, aunque hay casos de aparición espontánea, entre un 33 y un 86 por ciento de las osteonecrosis asociadas a BF estaban precedidos por procedimientos quirúrgicos orales. «Desgraciadamente, una vez dado el problema, los tratamientos médico-quirúrgicos fueron poco satisfactorios y en casos avanzados se asocian a una alta morbilidad».

Pese a los estudios sobre los que se trabaja en la actualidad, lo expertos comentan que todavía no se ha demostrado una relación causal entre la necrosis y el uso de este medicamento, al igual que tampoco existen datos que confirmen si suspender el tratamiento reduciría el riesgo de osteonecrosis maxilar en aquellos que necesitan un tratamiento dental. Por su parte, el jefe de la Unidad de Enfermedades Metabólicas Óseas de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Manuel Díaz Curiel, aclara que «aunque este tema trae en jaque a los cirujanos maxilares, no existen suficientes datos para alarmarse, aunque sí existe riesgo. Los BF tienen una eficacia comprobada y útil en el tratamiento de la osteoporosis. Sólo hay que llevar un buen control». Para de la Iglesia, «hay que evitar en la medida de lo posible la cirugía, especialmente las extracciones o colocación de implantes. Cualquier cosa que exponga al hueso», y añade que «el problema puede observarse cuando una herida tarda en cerrarse más de 15 días».

Los expertos sí parecen estar de acuerdo en la necesidad de informar al paciente, por lo que, tan pronto como el tratamiento sea especificado, deberá acudir al odontólogo para ser valorado y en la medida de lo posible se evitará intervenir, aunque si es necesario hacerlo, lo mejor es hacerlo antes de comenzar el tratamiento.

Si ya está en tratamiento
En caso de que ya se haya empezado, no está todo perdido. Mareque informa de que «hemos creado un protocolo y si el tiempo que lleva tomando BF es mayor a tres años, entonces deberán suspenderlo dos o tres meses, después podremos intervenir y tras otros tres meses de reposo para que el hueso recupere el ritmo metabólico normal, se volverá al fármaco, siempre bajo consentimiento informado. Por el contrario, si el tiempo que lleva con BF es menor de tres años, se valorará el caso y si no tiene factores de riesgo, se puede operar sin necesidad de esperar».

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PERIODONTITIS

La periodontitis, denominada comúnmente piorrea, es una enfermedad crónica e irreversible que puede cursar con una gingivitis inicial, para luego proseguir con una retracción gingival y pérdida de hueso hasta, en el caso de no ser tratada, dejar sin soporte óseo al diente. La pérdida de dicho soporte implica la pérdida irreparable del diente mismo. De etiología bacteriana que afecta al periodonto,se da mayormente en adultos de la tercera edad; el tejido de sostén de los dientes, constituido por la encía, el hueso alveolar, el cemento radicular y el ligamento periodontal. Diagnóstico Tiene efectos como caries, mal aliento, dolor al masticar y sangrados abundantes y no se contagia por dar un beso, por beber del mismo vaso o por medio de la saliva. Al principio puede manifestarse por una ligera inflamación gingival, con sangrado discreto de las encías al cepillarse los dientes y un cierto grado de tumefacción y enrojecimiento de las encías. Su diagnóstico precoz contribuye a un mejor pronóstico ya que es condición necesaria para frenar su evolución cuanto antes. Signo principal es la formación de una bolsa periodontal por pérdida de inserción, y la forma de medir es por medio de la sonda periodontal. Este procedimiento de periodotología se llama sondaje periodontal y con él los dentistas obtienen la profundidad de sondaje que sirve para medir la afectación que la enfermedad periodontal y la destrucción de hueso que esta ha provocado. Los valores obtenidos con el sondaje de diagnostico periodontal servirán de referencia en los mantenimientos periodontales que se deberán realizar cada 6 meses por el periodoncista.Fumar es uno de los factores de riesgo más significativos relacionados con el desarrollo de la periodontitis. Por otra parte el hábito de fumar o usar productos de tabaco puede disminuir el efecto de algunos tratamientos, además de enmascarar la enfermedad ya que disminuye el sangrado. Además de la placa bacteriana, existen otros factores locales y sistémicos que modifican la respuesta del huésped ante la invasión bacteriana, facilitando o por el contrario retardando el proceso infeccioso, por ejemplo tabaquismo, diabetes mellitus, déficits de neutrófilos (Síndrome de Down, de Papillon-Lefèvre o de Marfan), etc. Sin embargo, es de vital importancia comprender que la única forma de evitar su aparición es manteniendo una adecuada higiene oral y visitas periódicas al odontólogo. La enfermedad en su forma agresiva (periodontitis agresiva) puede aparecer en edades tempranas, evolucionando de manera rápida, lo que provoca la pérdida de piezas dentales en personas jóvenes. Periodontitis simple Es la forma más prevalente. Se hace clínicamente significativa sobre los treinta años de edad y suele estar precedida de una gingivitis. La pérdida de soporte se produce en los periodos activos de la enfermedad. Sin embargo, la presencia de Porphyromonas gingivalis indica una alta probabilidad de periodontitis activa. Periodontitis agravada por factores sistémicos Enfermedades como la diabetes mellitus, la enfermedad de Addison, la enfermedad de Crohn, enfermedades hematológicas o el sida provocan una progresión más rápida de la periodontitis, con diferentes manifestaciones clínicas. Periodontitis agresiva (de inicio precoz) Aparece a los veinte años de edad o antes. Supone, aproximadamente, entre un 10 y un 15% de todas las periodontitis. Periodontitis agresiva localizada Afecta principalmente a los primeros molares e incisivos, probablemente porque ya están erupcionados al iniciarse la enfermedad. Puede progresar a la forma generalizada o, posteriormente, a la periodontitis de evolución rápida. Tanto la forma localizada como la generalizada tienen la misma etiología, pero su presentación depende de la efectividad de la respuesta defensiva del huésped. Existen una serie de factores asociados que son: el déficit en la quimiotaxis de los leucocitos, el número reducido de quimiorreceptores superficiales y la cantidad anormal de glicoproteínas en la superficie de los neutrófilos. Periodontitis de inicio precoz generalizada Puede generarse desde una forma localizada o debutar así. Se distingue de la periodontitis de evolución rápida en función del tiempo de inicio de la enfermedad. Sin embargo, la edad no puede precisarse, pues el tiempo del diagnóstico no coincide con el inicio de la enfermedad. Se relaciona con la presencia de una serie de bacterias como son Actynomices actinomycetem comitans o la Porfiromona gingivalis. Periodontitis de inicio precoz relacionada con enfermedades sistémicas Periodontitis de inicio precoz relacionada con enfermedades sistémicas Consecuencias colaterales Se ha observado que las bacterias presentes en este tipo de infecciones migran desde la boca hasta la circulación sanguínea, lo que produce un daño directo en el endotelio (componente principal de la pared arterial) con la consecuente formación de ateromas (engrosamiento de la pared arterial debido al depósito de colesterol) y trombos. Incluso, en pacientes fallecidos, se han realizado biopsias de ateromas, y se han encontrado bacterias periodontales, patógenos propios de las encías.

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